Desde el otro lado
No era ninguna noche especial, estaba nublado, lloviznoso, mucha gente ya estaba volviendo del trabajo a sus casas pero fue uno,uno solo el que se quedó en el auto, esperando nada, al rato se encontraba afuera pero poco a poco se iba sintiendo más acompañado hasta que finalmente esa compañía le quitó la vida con una sola bala. El asesino comenzó a correr y a correr hasta llegar a una avenida, volteó la cabeza y luego el impacto hizo su trabajo. El criminal voló por los aires y aterrizó en el asfalto fracturándose ambas piernas, pero aun consciente y cada vez que pestañaba no se hallaba en la oscuridad, se trataba de un seco desierto con un penetrante sol que lavaba cualquier sombra hasta que finalmente la arena le quemaba las piernas. El hombre se levanto y comenzó a caminar condenado a llevar una mochila la cual con cada paso se iba haciendo mas pesada.
El hombre caminó, caminó y caminó hasta ver rastros humanos, escaneó el paisaje y no tan lejos divisó pequeñas estructuras de ladrillo de las cuales provenían voces. El hombre, con su último aliento movió sus apoyados pies uno tras otro hasta encontrarse en la que se podría considerar la calle principal. El hombre cayó en sus humeantes rodillas pero justo al final de la calle, detrás del último ladrillo, se asomó una bota, y luego otra y luego un oscuro ser que llevaba consigo una bala en la mano. Estos sombríos pies caminaron hasta el hombre y suavemente levantó la mano en la cual llevaba la bala, y la colocó en la frente del rendido hombre. La bala comenzó a calentarse y a penetrar en su cabeza, pero al cerrar los ojos se halló en la cama del hospital.
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